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Los 37 miembros de las Farc que cambiaron las armas por diplomas en Cali

Yuheni Izquierdo siempre le robó tiempo a la guerra para aprender. En medio de las complejas situaciones que le tocaba vivir en medio de la manigua, aprovechaba cualquier espacio para estudiar “porque la educación es uno de los lemas que tenemos en lo individual y en lo colectivo”.

Sin embargo, el pasado sábado, cuando la maestra de ceremonias mencionó su nombre para convertirla en la primera excombatiente de las Farc en recibir un título académico, Yuheni reconoció para sí que la niña que décadas atrás terminó su primaria siempre añoró que todo su saber fuera certificado por uno de esos ‘cartones’ que entregan las universidades.

Con razón, entonces, el rojo de su vestido le saltó a un rostro en el que la felicidad y el nerviosismo tomaban el tono que brilla en cualquier

graduando. Un instante sublime que hubiera querido compartir con la familia de sangre que dejó en las montañas quindianas, pero que disfrutó con los 36 camaradas que también fueron distinguidos por la Pontificia Javeriana Cali.

Para 16 de ellos quizá el orgullo era aún mayor, ya que el diploma que recibieron los acredita como ‘Gestores en diálogo social intercultural, planeación territorial y construcción de paz’, título que les permitirá ayudar a “construir un nuevo país y un nuevo futuro para todos”. Para nada fue una tarea fácil: 160 horas, especialmente de los fines de semana, tuvieron que dedicar a ella, sin abandonar los quehaceres que asignados en la zona veredal de La Elvira.

Y es que hasta esas empinadas lomas del Cauca llegó meses atrás, literamente con las botas puestas, el rector de la Universidad Javeriana, Luis Felipe Gómez S.J., para darle la partida a esta aventura educativa liderada por profesores del Instituto de Estudios Interculturales, que semana a semana recorrieron esa misma ruta para compartir saberes con quienes aseguran haber renunciado para siempre a los fusiles.

 Una experiencia pionera, histórica, que con razón le quebró la voz al sacerdote rector cuando, durante la graduación, invocó al Todopoderoso para que bendiga a estos “hijos pródigos” que deberán traducir los Acuerdos de La Habana en pacificación de los territorios donde antes se vivió el conflicto armado.

“La formación no solo incluyó el desarrollo de temas, conceptos, metodologías. También fuimos testigos de un proceso de transformación personal”, dijo antes de darle la palabra al alcalde de Cali, Maurice Armitage, quien sin reservas elogió a los graduandos “porque hoy ustedes están diciendo: ‘estamos dispuestos a cambiar’”.

Pero ante un auditorio que lo escuchó en medio de risas y aplausos, el Mandatario confesó una angustia: “La gran pregunta que yo me hago es hasta qué punto los colombianos también tenemos que estar dispuestos a hacer la paz, porque una cosa es terminación del conflicto y otra la implementación de la paz”.

El director del Instituto de Estudios Interculturales de la Javeriana Cali, dirigido por Manuel Ramiro Muñoz, destacó la asistencia al acto de industriales y miembros de prestantes familias de la región.

Sin embargo, al final, con emoción de exsecuestrado y compromiso de empresario, remató: “He llegado a la conclusión de que ya no nos vamos a matar. Estamos entrando a una etapa distinta, donde vamos a dialogar, a tener ideas, a culturizar y a volver verdad verdad la democracia”.

Palabras esperanzadoras que le confirmaron a María Cristina que, tras ser guerrillera durante un cuarto de siglo, tenía toda la razón cuando, al igual que las otras diplomadas, se dio las mañas para ir en busca de un atuendo que acompañara con toda vistosidad tan importante evento.

“Soñamos con los cambios. Queremos otra vida. Yo quiero estudiar, quiero cambiar y que Colombia y el mundo nos dé la oportunidad de lograr lo que pensamos. Somos seres humanos y queremos salir adelante”, cuenta mientras se visualiza como mamá y diseñadora gráfica.

Precisamente, de los sueños y de la esperanza habló el padre Francisco De Roux, quien, también conmovido, les dijo a los farianos presentes esa tarde en la Javeriana: “Nosotros sí creemos en ustedes. Estamos seguros de que los pasos que han dado son en serio y que están convencidos que la lucha que ustedes dieron por cambiar este país en justicia, fraternidad y en futuro para los campesinos, ha llegado el momento de hacerla en paz”.

Fuente: El País