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“Sois como un sol”: ‘Campo y sabor’ en Francia

Durante las dos primeras semanas de octubre tuvo lugar una gira del grupo musical Campo y Sabor por el sur de Francia y París. Sus integrantes la llamaron “el otro tour de France”. Sin locutores ni premios de montaña, los campesinos que lo componen marcaron un antes y un después cultural en aquellas comarcas.

Así lo afirmó el organizador del recorrido Eric Latil, director del Centro Cultural de la Ville de Crolles. El conjunto, que les canta a frutas, hortalizas y árboles forrajeros, fue fundado en 2004 por el escritor, músico y artista gráfico León Octavio Osorno, antioqueño radicado en Cali.

Es un elenco triétnico pues entre sus integrantes hay colonos andinos del Valle del Cauca, indígenas nasa caucanos y cimarrones negros del alto Cauca. Viajaron con sus sombreros vueltiaos, la picardía de sus letras, los ritmos de corte parrandero.

Fueron recibidos y despedidos por alcaldes con rituales protocolarios, besados por bellas anfitrionas galas, atendidos entre colegas de la campiña que les enseñaron a hacer quesos. En réciprosité, ellos les transmitieron técnicas para fabricar instrumentos musicales con basura, para bailar cumbia y juga.

Se alojaron en fincas, dieron conciertos gastrofónicos en centros culturales, colegios e incluso en un recinto donde hace 20 años sacrificaban ganado. Llevaron su lema “todos los sabores vienen del campo”. Mataron la gana de cocinar un sudao de carne que comieron “como si fuera gloria”.

Los niños los recibieron con la cara pintada de amarillo, azul y rojo. En Grenoble, ya recorriendo trecho hacia París, se encontraron de casualidad con un evento del año Colombia en Francia. Cómo no, aunque no figuraban en el programa artístico tocaron y cantaron.

Fueron teloneros de la orquesta Ocho y media, estrellas de la salsa en el sur de Francia que estuvieron en Cali en 2008. Al unísono con los trombones de esta interpretaron La Patilla, un porro de banda pelayera. A la salida de algún concierto les robaron una maleta con discos, libros y dinero de las entradas. El alcalde prometió responder y repararlos.

Atravesaron los viñedos de Borgoña, los campos de maíz, los hatos. Concluyeron que “en Francia no hay pueblo feo”. Por fin en París, se presentaron en Studio L’Ermitage donde siempre hay espectáculos alternativos. Se fotografiaron de espaldas con sus vueltiaos ondeantes, en la Torre Eiffel.

Los franceses se envolvieron en los ritmos de merengue, paseo, paseaíto, conga, bomba, pasaje, porro, balón, guaracha. Los bailaron. Sin entender el idioma supieron acerca de nutrientes, nombre científico y delicias culinarias de la arracacha, maíz, frisoles, quinua, lulo, granadilla, maracuyá, maní, borojó, chachafruto y cidra.

Advirtieron a cabalidad que ser campesinos y músicos es “la sabrosura total”, pues con esta combinación “se nutren los cuerpos y los espíritus”. Tras los aplausos, una rubia estudiante de un liceo hortícola les dio a los colombianos la despedida de ensueño, en español de España: “Sois como un sol”.

Por: Arturo Guerrero

Fuente: El Espectador