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PROGRÁMESE PARA VER CINE GRATUITO Y A LA CARTA EN CALI

Hay atención al público de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 12:00 m y de 2:00 p.m. hasta las 5:00 p.m. Y lo mejor, completamente gratis.

Es viernes de terror, William luce concentrado, mueve su cuerpo de izquierda a derecha como si fuese él quien estuviera esquivando las salvajes cuchilladas de un hombre deforme, de risa escalofriante e  hilos de cabello blanco en su cabeza. Está viendo ‘Camino hacia el terror 6’, del director Valeri Milev . Ha estado los 90 minutos que dura la película sentado en una silla acolchada color verde, frente a la pantalla de un televisor y  unos audífonos de diadema puestos.

Este fanático de las historias de James Bond  viene todos los días en los que la videoteca municipal  está en función, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 12:00 m y de 2:00 p.m. hasta las 5:00 p.m; pero prefiere las tardes para disfrutar del cine porque en las mañanas recibe clases de cómputo en el Sena. William recorrió las calles de Cali sin un lugar fijo donde dormir y comer.  Las drogas convirtieron su vida por 25 años en una película de drama, suspenso y terror. Una película que, lamentablemente, se basaba en hechos reales.

A William, la Videoteca Municipal de Cali le ha devuelto la posibilidad de sentirse en  cine después de que estos espacios  se tornaran inalcanzables para él por  razones económicas. Ya no recuerda las salas de cine de su época, y tampoco conoce las de ahora. “Pero teniendo este lugar, no es necesario conocerlos”, dice este usuario de la videoteca desde hace dos años. 

Hace 20 años, en  1996, la Secretaría de Cultura y Turismo dio vida a un proyecto que pretendía preservar, conservar y difundir la memoria audiovisual de Cali,  sin necesidad de que sus usuarios  presupuestaran las entradas al  teatro y la comida.  El nuevo siglo XXI llegó acompañado de desarrollo tecnológico,  avances  en la ciudad y el cine. La videoteca maduró con el progreso que la rodeaba e implementó proyectos audiovisuales, ciclos de cine, conversatorios y consultas grupales e individuales.  “Lo mejor es que es de forma gratuita,  novedosa y divertida”, señala José Ignacio Sánchez, coordinador de la Videoteca Municipal de Cali.

Como William, José, un hombre de 45 años,  estuvo en las calles aproximadamente doce años. La última vez que percibió el olor a palomitas recién preparadas, escuchó los silbidos del dispensador de gaseosas y sintió el aire acondicionado de una sala de cine, fue hace aproximadamente diez años.  Este espacio de 4 x 9 metros cúbicos les ha regalado a muchas personas la oportunidad de sentirse incluidos en una actividad aparentemente  cotidiana, ver cine.  El carácter social que envuelve el proyecto va más allá de lo que puede hacer posible el dinero.

Tanto William como José salen a pie desde la Fundación Samaritanos de La Calle, ubicada en el barrio El Calvario, hasta la Secretaría de Turismo y Cultura, localizada en la Carrera 5 No 6-05,  donde está la videoteca.

  En sus inicios, este lugar de puertas de madera y vidrio, paredes con colecciones de películas, y  una mesa en el centro con los catálogos de títulos disponibles; contaba con 300 cintas: clásicos del cine, historia del arte, ciencia y tecnología, memoria visual de Cali, entre otras. Y tenía cinco  televisores con sus respectivos audífonos para ver videos en formato VHS. “Gracias a la realización de programas de intervención en el espacio, la Videoteca de Cali se convirtió en una interesante apuesta para el sector audiovisual en la ciudad”, afirma el coordinador.

Ahora, la riqueza visual, pedagógica e histórica que guarda la videoteca en sus 5500 cintas, han animado a  colegios y fundaciones, a hacer trabajos de enseñanzas para sus estudiantes e integrantes. “Estos espacios son muy interesantes como tema de clase,  he traído a mis alumnos a estas salas para hacer una especie de cine-foro sobre temas de problemáticas sociales, para que opinen de la película y reflexionen sobre su aplicación en la vida real”, afirma el docente  de ciencias sociales y filosofía del colegio privado Santa Anita, Carlos Martínez, quien es usuario de la videoteca hace quince años.

El sitio cuenta con tres salas de cine. El auditorio principal tiene capacidad para 400 personas.

El salón 218 es la sala favorita de   Andrés Rojas, un chico de 18 años que ocupa las mañanas a congelar la vida desde su cámara, y sus tardes a verla correr a través del ojo de la lente.

 “Me gusta el cine y en esta sala puedo disfrutarlo a diario, algo que no podría hacer en una sala de  cine comercial, pues no hay bolsillo que aguante”, explica Andrés. El espacio cuenta con 50 sillas acolchadas reclinables, aire acondicionado y un proyector.

Por último, está la 215, acondicionada especialmente para los cinéfilos solitarios. Tiene doce televisores con DVD  y audífonos cada uno. Esta sala cuenta con dos auxiliares que se encargan de la atención de los usuarios, el acondicionamiento del lugar y la clasificación de las películas.

Luis Sánchez es auxiliar en la videoteca hace seis meses. Ha visto entrar y salir en promedio de 1000 a 1500 personas por mes.

 Las historias que se cuentan en estas cuatro paredes son tan interesantes como las películas. La ‘Taconera’ es una de ellas. “Cuentan los guardas   nocturnos y los funcionarios que salen tarde, que escuchan los pasos como de una mujer en tacones por los pasillos o cuando van bajando las gradas.  Yo la escuché una vez, aunque no caí en cuenta, cuando salí de la Secretaría dije para mí, ¡ay!, la ‘Taconera’ ”,  relata Luis entre risas.

  También, hay personajes especiales como Óscar  o el ‘Orejón’ como lo apodaron cariñosamente en la videoteca. Él asiste a la videoteca hace un año y se ha visto todas las películas de vaqueros disponibles en el lugar. Cuando terminó, se dispuso a comenzar el género de acción siguiendo la secuencia del  catálogo de la 1 hasta la 165, actualmente va por la 131.

William, José, Andrés,  Carlos y Óscar, junto a muchos hombres y mujeres,  son personas de vidas diferentes y un lugar común, donde han encontrado la oportunidad de volver a  cine, educar a niños, disfrutar de un hobbie o simplemente ser parte de algo.  La Videoteca Municipal de Cali seguirá cumpliendo sueños que no necesitan de dinero para hacerse realidad.

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